A ese continuo caminar sin sentido aparente de las personas con Alzheimer se le denomina deambulación o vagabundeo, y se incluye dentro de las llamadas conductas motoras aberrantes. El exceso de actividad motora sin una finalidad conocida aumenta a medida que avanza la enfermedad y parece ser más frecuente en horario nocturno.
La deambulación es una conducta compleja que, adelantamos, es muy difícil de modificar. Implica en muchas ocasiones un riesgo importante para el bienestar físico de la persona, fundamentalmente por el riesgo de perderse que conlleva si el enfermo sale de su entorno habitual.
¿Por qué no para de caminar el enfermo de alzheimer?.
La razón más evidente es porque está enfermo y el alzhéimer provoca una serie de cambios a nivel cerebral, que tienen su reflejo en la conducta, en este caso la deambulación.
Pero hay desencadenantes individuales y ambientales a tener en cuenta al analizar la conducta de vagabundeo en una persona con demencia. Por ejemplo:
- La persona puede estar agitada, ansiosa.
- Está desorientada, lo común en el alzhéimer. Si no sabe dónde estás, ni qué hace ahí, seguramente termine caminando buscando orientarse o encontrar un rostro conocido.
- Puede estar sintiendo dolor o alguna incomodidad física, por ejemplo, estreñimiento. – Valorar bien este posible desencadenante sobre todo si la deambulación no es una conducta habitual y aparece esporádicamente.
- El ambiente es poco estimulante y lleva al aburrimiento: si pasa todo un día sentado en un sillón mirando la nada, posiblemente termine levantándose y caminando a la desesperada.
- La persona ha sido traslada recientemente a un ambiente poco familiar.
- Tiene necesidades básicas: no tiene por qué estar sintiendo dolor, simplemente quiere ir al baño o tiene hambre.
- Todos estos desencadenantes deben llevarte a una conclusión: las causas del vagabundeo varían de una persona a otra. Identificarlas es el principio de la solución.
¿Qué podemos hacer para controlar esta conducta?
Soluciones estandarizadas no hay, mágicas mucho menos. Y es fundamental lo que mencionamos anteriormente; intentar comprender la causa que está detrás de que el enfermo de alzhéimer no para de caminar.
Siempre que la conducta haya aparecido de forma abrupta, es recomendable acudir al médico para descartar causas como infecciones o reacciones a medicamentos. También es importante que conozcas que el vagabundeo en sí no tiene por qué ser un comportamiento peligroso si ocurre en un entorno seguro.
Estrategias que puedes intentar:
- ¡Seguridad! Esencial, asegúrate de que la persona con alzhéimer no puede salir fuera y perderse.
- Dentro de la casa también debemos adecuar el entorno. Por ejemplo, puede ser necesario quitar las alfombras y algunos muebles, para evitar caídas.
- O poner luces automáticas por si se levanta durante la noche y puertas en las escaleras para evitar el acceso.
- Unas campanillas en las puertas también pueden ayudarte a saber cuándo está caminando de una habitación a otra.
- De ser posible, crea un espacio donde el enfermo pueda caminar libremente.
- Usa un dispositivo GPS: hay muchos en el mercado y baratos. Si existe un riesgo de que la persona escape de casa, un dispositivo GPS que permita localizarla es esencial.
- Realiza actividades durante el día que resulten significativas: no vale con encender la tele y dejarle ahí. Intenta realizar actividades que impliquen interacción personal, por ejemplo, dar un paseo juntos.
- Crea un ambiente relajado, sin ruidos excesivos
- Camufla las puertas: esta estrategia ha resultado muy útil en algunos centros residenciales. Puedes poner cortinas o vinilos que camuflen las puertas y las hagan parecer como una pared más.
- Distrae: si la persona está caminando incesantemente, ¿qué tal hacerle una pregunta? O ponerle a pelar los ajos (dependiendo de su nivel de deterioro, por supuesto).