Todos hemos sufrido estrés en algún momento de nuestra vida. El ritmo de vida actual y las obligaciones no ayudan a superarlo. Nuestros mayores, al igual que nosotros lo sufren. El estrés en personas mayores puede empeorar alguna afección que pueda sufrir nuestro ser querido.

El estrés en personas mayores es más frecuente de lo que se pueda pensar; padecer alguna enfermedad, pérdida de algún ser querido, cambios de hábitos, jubilación, etc, lo propician

Nuestros mayores también se estresan. Los motivos pueden ser distintos a los nuestros, pero la realizad es que lo sufren en igual medida que nosotros. Cualquier cambio en sus vidas puede ser el detonante. El diagnóstico de alguna enfermedad crónica, perdida de algún ser querido, jubilarse, cambio de domicilio, cuidado de algún familiar o amigo enfermo, padecer algún trastorno del sueño, etc. puede ser el punto de inflexión para que aparezca el estrés.

Mucho de ellos lo sufren sin saber exactamente qué les pasa. Los síntomas más comunes son nerviosismo, ganas de llorar sin razón, palpitaciones, dolores de cabeza y musculares, cambios de humor, no poder concentrarse, etc. Si no se detecta a tiempo se puede volver crónico, empeorando alguna enfermedad que pueda padecer nuestro ser querido. El estrés crónico puede ser fatal para enfermos de diabetes, puesto que puede elevar los niveles de glucosa, y para los hipertensos. Si no se trata este estado de estrés puede desembocar en una depresión.

El estrés crónico puede empeorar alguna otra afección que sufra nuestro ser querido

Es importante hablar con nuestro ser querido mayor y que nos exprese su estado de ánimo. Debemos ayudarles a manejar ese indeseable estado de estrés. Se pueden seguir una serie de pautas que son de gran ayuda:

  • Actividad física: Es importante realizar algún tipo de ejercicio físico. Debemos animarle, dentro de sus posibilidad, a realizar alguna actividad. Dar pequeños paseos es de gran ayuda. Si nuestro mayor tiene más capacidad se puede practicar natación, algún tipo de gimnasia, yoga, pilares, etc.
  • Dejar que se expresen libremente. Debemos darles la oportunidad de que nos cuenten como se sienten y que les preocupa. No debemos menospreciar sus preocupaciones y anhelos. Lo que para nosotros no es importante, para ellos sí lo es. Debemos empatizar con ellos.
  • Animémosle a formar parte de algún grupo. Deben sacar tiempo para sociabilizar. Intentemos que asistan a alguna asociación de personas mayores con la que intercambien opiniones y experiencias. Si les gusta el teatro, que asistan a algún grupo. Asistir a clases de baile, etc.
  • Leer, practicar juegos de mesa, escuchar música, ver películas, etc. Esto les mantendrá entretenidos y, además, es beneficioso para retrasar la aparición de enfermedades neurodegenerativas.
  • Compartir tiempo con ellos. El mejor de consejos que podemos dar es disfrutar de todo el tiempo que podamos con ellos. Recordemos que esos momentos son tan beneficiosos para ellos como para nosotros.

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