En otro estudio, Mosconi utilizó la tomografía por emisión de positrones (PET)como método para analizar la actividad cerebral de 42 mujeres sanas de entre 40 y 60 años y 18 hombres de las mismas edades. Las mujeres en la perimenopausia(el periodo de transición hacia la menopausia, que dura entre uno y cinco años) mostraron una reducción del metabolismo cerebral entre el 15% y el 20% en comparación con los varones. Y las mujeres en la postmenopausia (cuando ya ha terminado el ciclo reproductivo) mostraron placas de Alzheimer, lo cual indica un riesgo mayor a desarrollar la enfermedad.

Hodis hizo un estudio sobre más de 600 mujeres en grupos que tomaron estrógeno vía oral o bien en los primeros seis años del cambio hormonal o más de 10 años después de alcanzada la menopausia. Sus hallazgos indicaron que aquellas que habían hecho el reemplazo tempranamente tuvieron una reducción en el avance de la arteriosclerosis, que puede llevar a derrames cerebrales y ataques cardíacos.

También Roberta Diaz Brinton, directora del Centro para la Innovación en Ciencias del Cerebro de la Universidad de Arizona en Tucson, autora del estudio de 2017, dijo a WSJ que la terapia de estrógeno podría ser una intervención útil para las mujeres en la perimenopausia que sufren mucho por síntomas como oleadas de calor, insomnio y depresión, y actualmente estudia si cumple algún papel en el riesgo de Alzheimer.

Diaz Brinton desarrolló una fórmula que apunta solamente a los receptores de estrógeno en el cerebro, no en las mamas o en el útero. Tras haber comprobado su seguridad, ahora quiere averiguar si tendría eficacia contra el Alzheimer. Pero advirtió: “La terapia de estrógeno solamente no va a ser la panacea. Ejercicio, dieta y sueño. Todo eso es importante”.

Ella también trabaja para establecer el momento adecuado. La terapia de reemplazo hormonal no se ha mostrado útil en mujeres de más 60 años, pues no sufren ya los síntomas de la menopausia. Es probable que el momento para intervenir, en su opinión, sea la perimenopausia.